La Mosca Luminosa
VOLVER A LA PROPIA
Ronald Cano | Margarita Villada | #Gaceta
Hace un mes y tres semanas asistimos al último evento editorial del año, la feria de editoriales independientes La Propia, hoy la recordamos.

Vivimos tiempos extraños donde el presente es el tema predilecto del calendario, del futuro poco se sabe, y del pasado conservamos algunas fechas ya sin expectativas: el comienzo y el fin de una cuarentena global que ya sobrepasa los cuarenta días. Lo inesperado se instaló en la vida cotidiana, es una realidad, hoy estamos inevitablemente confinados, acudiendo con un entusiasmo apenas creíble a prácticas de interior que nos permitan sobrevivir al tedio, al cambio de planes y al aislamiento social; la oportunidad para encontrarse consigo mismo. En el caso de algunos no ha sido fácil habituarse a la soledad, como tampoco desacostumbrarse al contacto humano; amanecimos todos juntos, o por separado, en una época de distopía, quizás en una novela de Asimov. Nada a lo que no podamos sobrevivir, porque al final, seguramente alguien podrá narrar lo que venimos experimentando. Hasta hace un mes y tres semanas nos citábamos a una hora o nos encontrábamos de manera casual, nos reuníamos, nos abrazábamos en lugares para celebrar el encuentro. Hace un mes y poco más de lo que podemos recordar asistimos al último evento editorial del año, la feria de editoriales independientes La Propia.
Antes de que la agenda de eventos culturales de la ciudad se convirtiera en una posibilidad remota, nos enteramos de la programación y nos animamos a participar por dos días continuos en talleres, presentaciones, conversatorios, y en una oferta de libros con impronta propia. Sin embargo, el contexto de pandemia nos tomó a todos por sorpresa y, como era de esperarse, los organizadores de La Propia, en muestra de solidaridad y entendimiento de las circunstancias, decidieron cancelar algunas actividades programadas, como por ejemplo, la presentación ¡Nace una editorial! de la nueva editorial Verso Libre, nacida en los corredores de La Pascasia. También se canceló la presentación Medellín Háblame de Amores, a cargo de Angosta Editores, Mesaestándar y Tragaluz Editores, que seguro, pudo haber superado las expectativas, pues prometía un conversatorio entre Camilo Suárez, Gilmer Mesa y Margarita Isaza, autores invitados a escribir en el proyecto transeditorial Puntos de vista, resultado de la unión de tres editoriales independientes en torno a la recuperación y narración de la memoria fotográfica de Tom Griggs sobre Medellín. Por otra parte, y no hace falta mencionar las razones, nos quedamos con ganas de bailar en la fiesta de merengue, salsa y porro con DJ Lucas Guingu, quien cerraba el evento como muestra de la unión fraternal que caracterizó al resto de la programación que sí pudo llegar a buen término. Hay que ojear las publicaciones que se dejaron de presentar para comprender que ameritan una reprogramación, ojalá en el futuro próximo.

La feria tuvo lugar entre el 13 y el 14 de marzo en La Casa Tragaluz, en medio de las primeras alertas de contagio en el continente. Abrió sus puertas mientras las noticias locales se daban a la tarea de anunciar las medidas del gobierno frente al virus. A las seis de la tarde La Propia cerró, pero, para la fortuna de los lectores y el ánimo de las editoriales que participaron, la mayor parte del evento pudo concretarse. Otros eventos de carácter social en Medellín cancelaron por completo su programación, hasta nueva orden. En medio de un panorama como este, los expertos aseguran que el aislamiento apenas comienza, que los días extrañamente se moverán de la virtualidad a la remembranza de tantas cosas que veníamos realizando cuando podíamos reunirnos sin intermediarios electrónicos, sin códigos binarios, para soñar juntos, para asistir a un evento como La Propia.
Nos entusiasmó ver concretado el proyecto de asociación de trece de las editoriales independientes, las más notables de Antioquia, en su mayoría de Medellín. Observamos la gran importancia que tuvo este suceso para la ciudad. Se trata de la producción de un evento propio, una nueva fecha dentro de todas las fechas destinadas al libro en la región, y que no dependió esta vez de un escenario institucional. Es la puesta en escena de un diálogo entre editores independientes, una apuesta por el fortalecimiento del mercado editorial, una parrilla de eventos diversos que dialogan entre las novedades, los autores, las formas de leer y los lectores. Se destaca, sobre todo, su pertinencia dentro de la agenda personal de lectores de libros nuevos y de otros amantes de la filigrana editorial en general.
Las trece editoriales que se unieron en La Propia son, seguramente, las provocadoras de aquellas lecturas a las que hoy muchos recurrimos para llenar los vacíos organolépticos de la virtualidad, en momentos donde apremia la compañía de un buen libro. La Propia 2020 fue eso, un primer ejercicio que reafirmó la unión de las independientes en torno a una vitrina dinámica, donde la experiencia de la gestión autónoma de cada editor demostró que solo uniones como esta permiten construir un frente, desde el mundo editorial, a la presencia superlativa de los grandes sellos. Fue una primera versión que sentó las bases de una hermandad que viene creciendo con cada una de sus conquistas.
Es cada vez más frecuente que, en ferias internacionales del libro como la de Frankfurt, la de Buenos Aires, Bogotá o Guadalajara, el protagónico se lo queden las editoriales independientes. En Medellín, donde sobresale La Fiesta del Libro y la Cultura, este hecho no es la excepción: aquel evento institucional las ha venido impulsando desde hace una década o más en su programación académica, acogiendo también su oferta en el Salón de Editoriales Independientes, donde ellas mismas han gestado un espacio de intercambio de saberes, de activación de la cultura del libro que, en consecuencia, ha logrado un creciente interés del público lector por sus productos literarios. La Propia es una forma de agradecer por todo ello. Los aprendizajes han permitido a los editores consolidar su experiencia y crear una feria autónoma como otras que se le parecen, entre ellas El Mercado de La Poesía en Saint Sulpice París, La Furia del Libro en Chile, A Sangre en Madrid, La Feria del Conex en Buenos Aires, o la FLIA en Chile con réplica en Bogotá y que, no obstante, también se diferencia de todas ellas a falta de un tercero involucrado en su producción, lo que significa un logro en términos de la gestión y la asociación del sector editorial independiente en torno a un propósito compartido. Bajo esta estrella, La Propia fue liderada por una de las editoriales independientes más consolidadas de Antioquia: Tragaluz, que con Pulso y Letra, atravesando la Angosta zona de los trabajos y las agujas, bordó con Hilo de Plata sobre una Mesaestándar, Sílaba a sílaba, un proyecto con Axioma propio, con La Carreta adecuada, para mostrarnos sus Libros del Fuego y revelarnos algunos Secretos para Contar, con Raeioul, un Frailejón y la Libretería editores. Trece editoriales que lograron lanzar un evento con espíritu propio, un gabinete ajustado a la curiosidad de los lectores, en su propia casa, entre ellas mismas, con ventanas abiertas a una ciudad que poco a poco se ha dejado irradiar por sus universos literarios.
La feria nos generó una sensación parecida a la de visitar a un amigo cercano del que hace tiempo se tienen noticias, pero al que hace falta ver para renovar su rostro en la memoria de los afectos. Hoy la recordamos esperando que haya una próxima vez. Hoy sentimos nostalgia del café de la tarde en el patio de la Casa Tragaluz mientras charlábamos de autores, libros y cosas de la vida, de cómo cada editorial independiente había surgido por la iniciativa apasionada de un entusiasta, de como, con todas las particularidades que conlleva ser independiente, sus acciones dinamizadoras aportan significativamente a la cultura del país. Aunque su negocio como sector es el de elaborar libros y su comercialización, su razón de ser en el fondo es ofrecer posibilidades para que los lectores encuentren diversidad en su acceso a la lectura. Por ejemplo, desde que Tragaluz abrió sus puertas la cultura editorial de la ciudad encontró un lugar de resonancia en su casa de El Poblado. Ahora, haber reunido a trece editoriales independientes en el epicentro del campo magnético de la divulgación y la animación de la lectura sienta un precedente que debe trascender el olvido.
Entre café y café pudimos evidenciar que el camino recorrido en otros escenarios como La Fiesta del Libro y la Cultura había dejado en las independientes la fortaleza instalada de saber hacer las cosas. La disposición del espacio, de afuera hacia adentro, nos permitió estar tranquilos a pesar de la alarma sanitaria. Practicamos el saludo chocando codos, encontramos en las novedades editoriales algunos títulos en mora de ser adquiridos por sus futuros lectores. La feria se presentaba en público como algo más que una vasta y diversa librería. Cada stand resultó ser una invitación a una emoción diferente, a distintas formas de interacción entre lectores y editores, entre autores y publicaciones; entre las formas de lectura y los eslabones de producción de una obra. Cada propuesta editorial presentó lo que en su momento significó un esfuerzo, y ahora tiene la tarea de resignificar a un público que puede leer, escribir y comunicarse con las fuentes adecuadas, que puede adquirir libros como acto de libertad. Cada una de las publicaciones ofrecidas en La Propia significa una conquista cultural que se gesta desde el proceso editorial hasta la puesta en marcha de una programación conjunta. La primera versión de La Propia es la síntesis de la voluntad pedagógica del sector independiente.
En medio de estos días con “Corona”, el discurrir de los eventos de la cultura, en general, se ha enmarcado en la búsqueda de posibles rediseños de su programación, y en la oferta de contenido novedoso que se adapte y se potencie a través de los medios virtuales. Aparte de la conexión que se pueda generar vía on line entre las editoriales independientes y los lectores, la constancia propiciará una dinámica interesante a puertas cerradas que fortalecerá a mediano plazo la reactivación de la presencialidad. Por ahora, se requiere de una imaginación que rompa los límites del distanciamiento social y, sin duda, estas editoriales la tienen.
Un mes y algunas semanas después de su realización, mientras escribíamos este artículo, volvemos a La Propia; nuevamente la unión de las trece editoriales permitió que juntas encontraran una estrategia, esta vez para salir al paso de lo que es requerido por esta época; con la iniciativa de Tragaluz lograron la creación de una tienda virtual que, como la feria, ofrece a los lectores la posibilidad de una vitrina diversa, portátil, de fácil manejo. Vale la pena pasar y echar un ojo en la página web www.tragaluzeditores.com/libros/. Incluso animarse a pedir un domicilio, o quizás enterarse de otras novedades que nos darán de qué hablar entre confinados, para que no se agoten los temas, mientras la ciencia y la política encuentran una solución a la COVID 19.

Coda: en La Propia también nos encontramos frecuentemente con el número 13, trece editoriales independientes unidas por un propósito común que han llamado sueño, un sueño que se materializa también un día 13. Trece es el número de lo propio, es decir, que a este propósito lo enmarca un número mágico -¿elección o casualidad?-. Cualquiera que sea la razón, no queremos ignorar el significado que este número encierra o el que podríamos darle, queremos entenderlo como un renacer, como el inicio de un camino de evolución, como la posibilidad de hacer, crecer y crear juntos y distinto.
Comentarios destacados de La Propia:
“La propuesta había nacido para proponerle cosas a la ciudad y recibir cosas de la ciudad, para unir esfuerzos, para hacer y aprender juntos todo aquello que no sabemos como sector. La Propia era un sueño de agenda para la ciudad, después de este primer ejercicio (que aunque sucede en medio de circunstancias muy excepcionales), creemos que funciona como un espacio que permite el encuentro entre los editores de la ciudad, para que se conozcan entre ellos, para que la gente los conozca. La Propia es un espacio para hacer actividades diferentes pero siempre asociadas con el oficio del libro, como contar historias, fue creado para que se vinculen las personas que hacen parte de la cadena del libro (autores, ilustradores, escritores, editores, e impresores), pero también los lectores en general que tienen curiosidad por saber cómo funciona el sector”. Daniela Gómez, asistente editorial de Tragaluz e integrante del grupo organizador de la feria.
“A pesar de que las editoriales independientes trabajan en sus propios ambientes y tienen unos objetivos muy particulares en su trabajo cuando nos unimos demostramos que somos parte de un panorama mayor y que completamos un paisaje que, visto desde lejos, nos permite contemplar el bosque y no solamente los árboles por individual. Es una oportunidad para que el público encuentre la oferta editorial independiente reunida, prácticamente en bandeja de plata, sin vueltas, sin grandes recorridos. La Propia se realizó en la Casa Tragaluz por primera vez y creo que seguirá aquí por mucho tiempo, reuniendo solo a editoriales independientes alrededor del autor, de su trabajo, de su voz y de nuestro interés particular en mantener viva esa identidad editorial que ha caracterizado la cultura de Medellín durante muchos años, y que tal vez del olvido la vamos recuperando”. Carlos Gaviria, editor de Pulso y Letra, integrante del grupo organizador de la feria.
“Una iniciativa como La Propia es importante porque desde las editoriales independientes hay una clara apuesta por agremiarse; parte del fortalecimiento del mercado editorial del país ha sido gracias a la agremiación de partes diferentes del ecosistema del libro. La posibilidad de estar juntas, de jalonar una red, va a fortalecer el mercado. De alguna manera eso ha estado sucediendo, por ejemplo, en la participación en eventos internacionales; las editoriales se han juntado en otras ocasiones para abrirse un espacio en ferias del libro como la de Guadalajara o la de Bogotá, y entonces que esa sinergia se empiece a crear aquí en lo local con este tipo de eventos creo que es fundamental. Además para los lectores el poder tener un espacio donde haya una muestra diversa de todo lo que se está editando en la ciudad es sumamente enriquecedor, los lectores sabemos con La Propia que vamos a encontrar una muestra amplia de toda la edición independiente de la ciudad y eso es muy bueno”. Gregorio Herrera, coordinador de proyectos especiales, Eventos del Libro, Alcaldía de Medellín.