La Mosca Luminosa
CATALINA VILLEGAS: LA CIENCIA DE ESCRIBIR E ILUSTRAR POESÍA
Por: Ronald Cano | Poeta | Sociólogo | Galerista en La Mosca Luminosa.
Hace trece años Catalina reside en Montreal. Graduada de Ingeniería Física, migró para descubrir que la vida en otro país significa renunciar a las expectativas; solo así cada día ha traido consigo un motivo de inspiración para su caja de colores. Esta entrevista nos permitió conocer su proceso de creación poética, y acercarnos a la intimidad de Membranas, su más reciente libro.

A principio de 2023 supimos de la publicación de tu primer libro de poemas Membranas, cuéntanos de dónde surge y cuál ha sido su proceso.
Es un libro que escribí en un 80% durante la pandemia. La motivación para escribirlo fue una historia curiosa. Resulta que tenía un amigo con el que estaba manteniendo una especie de coqueteo a distancia, nos escribíamos muy seguido, nos propusimos hacer una especie de juego en el que cada uno le mandaba a primera hora del día, cada mañana, una especie de poema muy corto estilo horóscopo, o sea, como los horóscopos de Pedro Lemus. Era una especie de texto en ese estilo, algo como: hoy contemplarás las flores y bla bla bla. Al final esa relación no funcionó y bueno, todo se fue al carajo, pero yo me quedé con el chat, recuperé el material y me puse a ver que después de todo había poesía ahí, y no podía tirar todo en saco roto, me dediqué a recuperar esos mensajes y a transformarlos en poemas, entonces, ya no iban dirigidos a la segunda persona con la que sostuve este juego de palabras, los transformé en una contemplación personal, interior. Aparte de eso tenía algunos haikús que, como también eran poemas cortos, sentía que conversaban bien con estos otros poemas. Después de eso, el libro pasó por muchos procesos, varios talleres con Tania Ganitsky, con Fredy Yezzed, con Fátima Vélez, y con Cristian Peña, un poeta mexicano. También, se los envíé a unas amigas lectoras, muy sinceras, que me dieron su reacción. Los guardé un tiempo para desprenderme un poco de ellos y poder verlos con otra mirada, ese fue entonces, el proceso que atravesó el libro, hubo muchas transformaciones, hubo incluso un momento en el que consideré ponerles título, pero al final acepté que el título como que dañaba el poema. Y, cuando lo llevé a la editorial Totuma Libros, los editores no vieron la necesidad de intervenir, Membranas estaba listo para ser publicado.
Todo proceso de creación comienza con un estado de inspiración que lleva a la materialización de la obra, ¿qué siguió después de la publicación de Membranas?
La inspiración fue lo cotidiano. Desde temprano me predisponía a este estado mental de: qué puede depararme el día. En medio de la pandemia, con qué mensaje podría alegrar el día a esta persona con la que yo hablaba, con la que comenzó todo; cómo compartir mi asombro y contemplación. Entonces, ahí salió Membranas. Luego la publicación trajo una acogida impresionante. Le tenía mucho miedo a publicar un libro, tenía miedo de asumir esa responsabilidad, de mostrar lo que hago, de exponerme a la crítica; vender me da terror, sentía que eso no era para mí, pero el libro prácticamente se vendió solo, la demanda superó la oferta, los libros se me agotaron en un mes. A pesar del miedo la tarea se hizo y fue gracias a la gente. Hoy sigo sorprendida con la acogida tan bella y tan inesperada. Nunca pensé que gente que no conozco ni en Facebook, gente que no he tratado personalmente, me fuera a escribir para decirme: queremos comprar tu libro; eso fue hermoso, algo más importante que cualquier premio y que cualquier cosa en la vida, porque es normal un apoyo de los amigos, de la mamá o de tu pareja, pero que te apoyen personas que no conoces, se siente increíble. No sé de dónde vino todo ese amor, me escribieron personas de otros países, desde México, desde Argentina, desde Chile, es lo más sorprendente que me ha traído a la publicación, estoy muy agradecida. Ya estoy pensando en una segunda edición para aquellos que siguen preguntando por el libro, y pues nada, lindo poder contribuir a ese interés y seguir compartiendo.

Sabemos que aparte de escribir también ilustras poesía, ¿qué ha significado para ti esa experiencia?
La experiencia de ilustrar poesía, primero que todo, no, no siento que busque explicar algo mediante la ilustración, creo que todo poema se sostiene solo, el poema no necesita ilustración, pero, al ir acompañado de una imagen se entabla una especie de conversación entre dos elementos distintos, y que por igual, pueden contener poesía, solo que, la imagen en el poema está hecha con palabras y la imagen en la ilustración es visual, es otro tipo de lenguaje que también es poético. Entonces, para mí es un juego de composición, es poder continuar una conversación con lo que siento a través del poema. No se trata de agregar un verso más a lo que ya está escrito, es entablar otra relación con la poesía del poema usando la imagen de la ilustración; hay algo que se genera allí. Con mi colaboración en Cánsate cuerpo, libro de Christian Rincón, la idea era que alguna palabra del poema detonara alguna imagen, una manera de representarlo, de dejar que la poesía estallara y floreciera de otras maneras, como imagen visual, como parte de una conversación y no como si estuviera ilustrando algo para un niño que no sabe leer y que entonces, con las imágenes va entendiendo una historia, no es para mí esa la idea cuando ilustró poesía. Con la publicación de La Trenza, fanzine de poesía femenina, hubo más literalidad porque el poema de Ashanti Dinah Orozco es un poema que habla de un tigre, entonces, el poema para mí hizo ineludible el impulso de ilustrar un tigre, pero no traté de ilustrar el poema, sentí que ese tigre del poema necesitaba un cuerpo, un reflejo visual, estar ahí también con esa presencia física que es, por sí misma, poesía. Al comité editorial de la revista le encantó mi propuesta de ilustración, y pues, creo que fue una intuición que funcionó.
Con Membranas la cosa fue mucho más juguetona y más aleatoria, porque las ilustraciones ya existían en su mayoría. No tenían nada que ver con los poemas, son ilustraciones abstractas que para mí funcionaban como poemas sueltos, que más que integrar el libro, iban a darle un equilibrio estético. Algunos poemas, más cortos, fueron acompañados por una ilustración para balancear un poco el peso del libro; todas las hice aparte y todo en conjunto se barajó más por cuestiones de orden estético, imágenes y poemas, cada elemento como una forma de poesía sin correlación, como mundos independientes unos de otros, en el universo que propone Membranas.
Entonces sí, me gusta estar abierta a todos los juegos posibles; con esa pregunta que me haces, me das la oportunidad de responderte 3 casos que significaron para mí 3 experiencias con enfoques diferentes, ya veremos qué pasará en los que sigue, gracias por la pregunta.
Algunas ilustraciones de Catalina Villegas.
¿Cómo alimentas el instinto creador?
Esta pregunta es muy difícil de responder. Yo creo que todos los seres humanos somos creadores, siempre, siempre estamos creando o recreando ideas, y a mí las ideas me llegan de muchas maneras, a veces, puede ser una noticia, puede ser un descubrimiento científico o algún nuevo mecanismo observado en la naturaleza, o la astronomía, que siempre me causa tanto asombro y la necesidad de comunicarlo. Todo eso para mí se transforma en poesía. También, puede transformarse en divulgación científica si es lo que necesito hacer, o si la cuestión es explicar un fenómeno, o comunicar mi asombro a nivel científico.
Casi todo es para mí un motor de inspiración, luego siento que debo buscar en el lenguaje los colores para pintar ideas, para pintar imágenes con una paleta de formas y texturas, solo hay que tener el espíritu dispuesto a la creación, te pones a pintar y a jugar, entras a otro estado, como en una especie de trance en el que todo lo que hagas es totalmente inútil, no buscas sorprender a alguien o llamar la atención, es el espíritu entregado al gozo y a la alegría de descubrir algo. Uno lo intuye, sí, uno tiene ese presentimiento de que algo saldrá de repente, pero todo descubrimiento se da mediante la creación, entonces ahí es donde yo encuentro inspiración para crear, no la busco, sino que, si me abro a que las cosas me sorprendan y si me dispongo a jugar con alguna idea recurrente, la creatividad empieza a fluir hasta que le voy viendo forma o le voy dando concreción. En todo caso no se trata de una musa que llega y me dicta las ideas, que me susurra: tómalas; no, yo creo que es más una especie de improvisación. Los niños con sus juguetes empiezan a improvisar y sin pensarlo van creando historias, mundos habitados por sus caballitos, sus soldados, sus carros o sus muñecas, así mismo imitan la vida; nosotros los adultos tenemos más herramientas, más colores, más palabras en el lenguaje y otras perspectivas. Pero, si no vemos la posibilidad de crear como un juego, pues, yo creo, todo se convierte en algo rutinario y en la rutina no hay creación, no hay recreación.
